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Cuando se habla del cáncer de ovario, muchas veces se le llama el enemigo silencioso. Y sí, es verdad que suele ser difícil de detectar en etapas tempranas. Pero también es cierto que, con información clara, apoyo médico adecuado y esperanza, muchas mujeres logran atravesar esta experiencia con fuerza, buenos resultados y calidad de vida.
¿Quiénes tienen más riesgo?
El cáncer de ovario no es uno de los más comunes, y eso ya es una buena noticia. Es más frecuente después de los 50 años, sobre todo entre los 50 y 65. En mujeres menores de 20 años, aunque es poco habitual, tiene una altísima tasa de curación: ¡más del 90%! —asegura el Dr. Julio Lau, ginecólogo oncólogo—. Y aunque su comportamiento cambia con la edad, hay formas de acompañar cada etapa con tratamientos personalizados.
¿Por qué el enemigo silencioso? Este tipo de cáncer no suele dar síntomas claros al inicio, pero algunas señales persistentes pueden llamar la atención:
- Distensión abdominal o gases frecuentes.
- Sensación de llenura rápida o falta de apetito.
- Molestias urinarias como urgencia o dolor al orinar.
- Cambios en el tránsito intestinal.
Si estos síntomas persisten pese a tratamiento, es recomendable una evaluación ginecológica. A veces, un tacto pélvico o un ultrasonido vaginal puede ser clave.
¿Se puede prevenir o detectar a tiempo?
Hoy por hoy, no existe una prueba específica que detecte el cáncer de ovario en etapas tempranas en mujeres sin factores de riesgo. Los chequeos ginecológicos son valiosos para la salud general, pero no garantizan una detección precoz. Sin embargo, llevar un estilo de vida saludable sí puede ayudar a reducir el riesgo:
- Hacer ejercicio.
- No fumar.
- Comer de forma equilibrada.
- Tener embarazos y dar lactancia materna, en caso de haberlos tenido.
- Usar anticonceptivos orales, que se asocian a menor riesgo.
¿Y si tengo antecedentes familiares?
En casos donde hay antecedentes de cáncer ginecológico, es importante hablar con el especialista. Algunas mujeres se benefician de pruebas genéticas para evaluar su riesgo y tomar decisiones informadas, como el uso de anticonceptivos o, en ciertos casos, cirugías preventivas.
¿Qué pasa si me diagnostican cáncer de ovario?
Cada historia es única, y eso incluye el tipo de cáncer, la edad de la paciente y sus deseos de maternidad. En mujeres jóvenes, muchos de estos cánceres permiten tratamientos que conservan la fertilidad. Existen opciones como la congelación de óvulos o embriones antes de iniciar tratamiento, y cada decisión se toma en equipo, de forma respetuosa y personalizada.
Una buena cirugía, realizada por un ginecólogo oncólogo especializado, puede marcar la diferencia. Aunque se trata de una cirugía compleja, los avances médicos, la quimioterapia y un enfoque multidisciplinario han mejorado mucho el pronóstico en los últimos años. La mayoría de las mujeres continúa con su vida, en seguimiento médico regular, y con muchas razones para tener esperanza. En el Hospital El Pilar, contamos con un Staff ampliamente calificado para realizar este tipo de cirugías.
¿Y el cuidado emocional?
El impacto emocional puede ser tan fuerte como el físico. Por eso, el acompañamiento psicológico es parte esencial desde el inicio. La medicina integrativa (que combina la medicina tradicional con apoyo en yoga, nutrición, espiritualidad, etc.) ayuda a fortalecer el cuerpo y el ánimo antes, durante y después del tratamiento.
Si bien el cáncer de ovario puede ser desafiante, hoy más que nunca existen recursos, tratamientos y equipos especializados para enfrentarlo. La clave está en prestar atención a nuestro cuerpo, no minimizar síntomas persistentes, y acudir a los profesionales indicados.
Con una cirugía oportuna, quimioterapia adecuada y seguimiento cercano, muchas mujeres superan el cáncer de ovario y vuelven a sonreír. Que el miedo no te impida actuar: la información, el acompañamiento y la esperanza también son medicina.
