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La transición energética es crucial para un país por sus múltiples beneficios: mitigar el cambio climático, fortalecer la seguridad energética, impulsar el desarrollo sostenible y abrir nuevas oportunidades económicas.
En Guatemala, el subsector eléctrico ha sumado esfuerzos para avanzar hacia una matriz de generación moderna, sostenible y diversificada. A través de estrategias de expansión y licitaciones abiertas, se han promovido fuentes limpias y renovables con el objetivo de garantizar un suministro estable, competitivo y ambientalmente responsable.
No obstante, el crecimiento acelerado de la demanda y la incorporación de tecnologías más variables exigen una red de transmisión más flexible y resiliente. Esto requiere infraestructura que acompañe de forma segura, confiable y eficiente la transformación del sistema eléctrico nacional.
Acá es donde las empresas transportistas de energía eléctrica desempeñan un papel clave en este proceso. Son responsables de construir y mantener una infraestructura robusta que conecte nuevas centrales de generación renovable con las redes de distribución, asegurando que la energía llegue a las comunidades que la necesitan.
Actualmente, Guatemala cuenta con 15 empresas dedicadas al transporte de electricidad. Una de ellas, es Transportadora de Energía de Centroamérica S.A. (Trecsa), la cual ha puesto en operación 710 kilómetros de líneas de transmisión y 28 subestaciones, transportando energía a más de 15 departamentos y manteniendo una disponibilidad operativa del 99.98 %, por encima de los estándares regulatorios, según lo expresado por José Zambrano, Gerente de Planeación Estratégica y Nuevos Negocios de Trecsa.
Desde mediados de los años noventa, el consumo eléctrico en Guatemala ha crecido a un ritmo promedio del 5 % anual, mientras que la demanda máxima lo ha hecho en torno al 4 % anual. Sin embargo, la capacidad de transporte ha aumentado solo un 86 % en ese mismo período, equivalente a un crecimiento promedio del 1.2 % anual. Esta diferencia evidencia la brecha que existe entre la energía generada y la capacidad efectiva de llevarla a los centros de consumo.
A pesar de los desafíos que implica el desarrollo de proyectos de transmisión —que pueden requerir entre 5 y 6 años de implementación—, se han logrado avances significativos que permiten la conexión de nuevas fuentes solares, eólicas, geotérmicas e hidroeléctricas. Estas contribuyen directamente al fortalecimiento de la matriz energética nacional, promoviendo un modelo energético más sostenible y alineado con el desarrollo económico del país. “En Trecsa hemos afrontado este reto, no solo con capacidad técnica, sino también con la creatividad, adaptabilidad y compromiso de nuestro equipo que ha logrado poner en marcha una subestación cada dos años, contribuyendo de manera constante al fortalecimiento de la red eléctrica” enfatizó Zambrano.
Durante el año 2024, la Asociación de Generadores con Energía Renovable reportó que el 66.6% de la energía generada en el país proviene de fuentes renovables. Un hito que no solo refleja compromiso, sino también la implementación decidida de acciones clave para modernizar la matriz energética nacional.
