Instituto para la Competitividad Económica

Estudio revela que el aumento en algunos productos no significa que exista una inflación generalizada en Guatemala

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El día de hoy el Instituto para la Competitividad Económica (ICE), con base en información de diversas fuentes nacionales e internacionales –entre ellas Central American Business Intelligence (CABI)–, confirmó que la inflación en Guatemala se mantiene baja y estable, y que los incrementos registrados se concentran en productos específicos más que en la totalidad de bienes y servicios que conforman la canasta de consumo guatemalteca.

El ICE subrayó que en los últimos 15 años el país ha logrado mantener la inflación dentro de la meta establecida por el Banco de Guatemala, reflejando una adecuada política monetaria. Los episodios de mayor incremento en los precios han respondido principalmente a factores externos, como la crisis de energía y materias primas derivada de la invasión rusa a Ucrania, luego de la pandemia de Covid.

“Este fenómeno de “inflación importada” impactó no solo a Guatemala, sino a la mayoría de países del mundo. Analizando objetivamente la data, podemos concluir que Guatemala tiene uno de los índices de precios más estables de la región, con precios competitivos e incluso por debajo de otros países centroamericanos en productos de la canasta básica, así como bienes con precios muy estables a través de los años, como el azúcar, cereal, agua envasada, frijol rojo y huevos”, señaló José María Echeverría, director ejecutivo del ICE.

Al analizar la evolución histórica de productos alimenticios, los datos muestran contrastes importantes que pueden explicar por qué existe la sensación de que hay una inflación generalizada, aunque esa no sea la realidad. El índice del güisquil, por ejemplo, pasó de 88.7 en 2011 a cerca de 4,000 en julio de 2025, un aumento de más de 43 veces en 14 años. El tomate, por su parte, multiplicó su valor por 12 en el mismo período. Estos incrementos puntuales han generado percepciones fuertes en los hogares, llegando a la errónea conclusión que es una tendencia generalizada.

Sin embargo, otros alimentos han mostrado mayor estabilidad. El azúcar, por ejemplo, mantuvo precios constantes por más de 10 años, entre 2011 y 2022, con un alza puntual en 2022-2023 vinculada, como indicado anteriormente, a factores internacionales, pero ha retomado su tradicional estabilidad en los últimos dos años. Lo mismo ocurrió con la leche líquida, que ha reflejado variaciones mucho más moderadas.

Estas diferencias evidencian que no todo el mercado de alimentos se comporta de la misma manera y que la presión inflacionaria no es uniforme. Mientras algunos productos muestran incrementos pronunciados, otros han aportado estabilidad, contribuyendo a que la inflación general del país se mantenga controlada.

El ICE también destaca la actualización metodológica realizada por el Instituto Nacional de Estadística en 2023 para el cálculo del Índice de Precios al Consumidor (IPC), que asigna distintos pesos a las 13 divisiones de gasto. Bajo esta nueva metodología, la división de alimentos y bebidas no alcohólicas tiene la mayor incidencia en la inflación, lo que significa que productos como maíz, trigo, tomate o carnes influyen de forma determinante en el resultado general, aun cuando la mayoría de bienes y servicios mantienen estabilidad.

El ICE subraya, además, que la evolución de los precios en Guatemala no es distinta a la del resto de Centroamérica, ya que en todos los países de la región las variaciones recientes han estado influidas principalmente por factores externos comunes, como el comportamiento internacional del petróleo, granos básicos y energía. Esto confirma que ningún producto de manera individual es capaz de determinar la inflación regional, sino que se trata de dinámicas compartidas que afectan por igual a todas las economías centroamericanas.

El análisis también evidencia que, al comparar precios al consumidor final, Guatemala mantiene una posición competitiva frente a otros países de la región en productos de consumo masivo como huevos, azúcar, agua, gaseosas, frijoles y cereales, lo que representa un beneficio directo para los hogares guatemaltecos. Esto se debe, principalmente, al que el sector productivo guatemalteco tiene un alto enfoque en la eficiencia, lo que le permite ofrecer mejores precios que en la región.

“La inflación no se define por aumentos aislados, sino por un alza sostenida y generalizada de precios en la mayoría de bienes y servicios. En Guatemala, lo que observamos es una inflación baja, estable y predecible, lo que resulta positivo para la economía y brinda certeza a las familias y al sector productivo”, puntualizó Echeverría.

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